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Fuente: Comisión de Defensa Nacional del Partido Justicialista

En poco más ocho meses el gobierno que encabeza Javier Milei ha tomado decisiones en el área de la defensa, que implican un abandono de las líneas de soberanía , autonomía nacional, consideración profesional de las Fuerzas Armadas y resguardo de sus misiones específicas. Todo esto se empeña en el sistemático desmantelamiento de la política llevada a cabo por los últimos gobiernos peronistas y llega a su punto culminante –por ahora- en el proyecto de reforma de la Ley de Seguridad Interior para comprometer, de manera irresponsable, al componente militar de la Defensa en tareas propias y específicas de las fuerzas de Seguridad. Estas iniciativas se apartan de las leyes de Defensa, Seguridad Interior e Inteligencia, pilares de nuestra recuperación democrática, y que fueron sancionadas con amplio apoyo pluripartidario y de la aún vigente Directiva de Política Nacional para la Defensa, que contiene un diagnóstico y fija un objetivo establecido por un decreto del Poder Ejecutivo Nacional. Querer empeñar a las FFAA en una absurda “guerra contra el narcoterrorismo” nos conduce a caminos fracasados en diversas ocasiones en América Latina y en nuestro propio país. La declaración “zona militar” a la planta de Fabricaciones Militares en Fray Luis Beltrán representa otro desatino más, ya que violentando la Ley de Defensa, por primera vez desde el retorno de la democracia en 1983 se militariza un espacio civil. Con relación a las condiciones laborales del personal militar, el actual gobierno interrumpió el proceso de equiparación que había comenzado con el ministro Agustín Rossi y continuado con Jorge Taiana, constituyendo así otro paso en la degradación profesional de las ciudadanas y ciudadanos de profesión militar.

Preocupa también la situación en la Universidad Nacional de la Defensa (UNDEF), institución creada para jerarquizar la formación de militares y de civiles en asuntos de la defensa. El desfinanciamiento que ha generado la gestión del Ministro Petri, y situaciones arbitrarias sobre su personal docente, parecen tener la finalidad ulterior de que prontamente deje de existir ese necesario espacio educativo. Tampoco podemos dejar de mencionar la intención de incluir a la Argentina como socio global de la OTAN y su incorporación al Grupo de Contacto para la Defensa de Ucrania, que conduciría a involucrar militarmente a nuestro país en el conflicto bélico que se está desarrollando en Europa. La agresión de Rusia a su vecino fue condenada en la Asamblea General de la ONU por nuestro país. Sin embargo apoyar militarmente a una de las partes en conflicto va en contra de la histórica tradición política de nuestro país, de promover la resolución pacífica de los conflictos internacionales.

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