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por Adolfo Pérez Esquivel – Marzo de 2018    El caso que derrumba la teoría de los dos demonios

«Los hermanos sean unidos porque esa es la Ley Primera, porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera». Así canta José Hernández en el Martín Fierro.

Tendría que agregar que esa unidad está en la familia Iaccarino, unidos en las buenas y en las malas, en el caminar del sufrimiento y la resistencia que sufrieron durante el terrorismo de Estado en la Argentina por la dictadura militar desde 1976 hasta 1983.
Ese caminar juntos fue fundamental en la lucha para poder recuperar derechos y bienes, en el tiempo de la vida. quedan dos sobrevivientes, Alejandro y Carlos Iaccarino que no han claudicado a la lucha por la Verdad y Justicia negada por un Poder Judicial sometido al poder de turno. Han pasado 41 años de vivir el drama de detención, cárceles y torturas; el «botín de guerra» por los militares y sus cómplices; el saqueo sin piedad de los bienes y recursos de la familia por los cómplices de ayer y de hoy, de un Poder Judicial que no tiene el coraje, ni la ética de asumir su responsabilidad de ejercer justicia, bastardeando el derecho de las personas y del pueblo.

A más de 40 años de buscar justicia y abrir un juicio para que se respete el Estado de Derecho, se enfrentan con jueces que dan más vueltas que perro para acostarse, que ocultan la verdad y benefician a los cómplices de ayer y de hoy que, en el tiempo transcurrido, lamentablemente continúan usufructuando de lo robado a la familia Iaccarino.
Una justicia que no tiene la decisión de reparar el daño hecho por crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura militar no es justicia: es un mecanismo perverso que lleva a la impunidad.

Alejandro y Carlos continúan su lucha con la fe en Dios que alimenta la esperanza; con la convicción de que, al final, la verdad sale a la luz, a pesar de la corrupción de aquellos que, encaramados en el poder económico, político y judicial, maniobran para que nada sea posible y que el juicio se pierda y llegue a ninguna parte.

Es inexplicable y grotesco que un juicio en el que los hermanos Iaccarino reclaman sus derechos y la restitución de sus bienes robados durante la dictadura, que denuncian las torturas y la prisión sufridas, no tenga sentencia firme y se repare el daño hecho. Los cómplices de hoy son jueces de un país democrático formalmente, con un Poder Judicial condicionado al poder político y económico

La dictadura no podía permitir alternativas en bien del pueblo, como el proyecto y aplicación del Plan Económico Expansivo General que los hermanos Iaccarino, como empresarios sociales, implementaron vinculando a los trabajadores, los sindicatos, los pequeños y medianos productores, superando las barreras de los intermediarios e impulsando la economía social. Pusieron en práctica un modelo de economía social que iba contra el modelo impuesto por Martínez de Hoz, ministro de Economía de la dictadura bajo las directivas del gobierno de los Estados Unidos impuesta en todo el continente.

Stella Caloni presenta el prólogo del libro de los hermanos Iaccarino y profundiza en los caminos impuestos por la violencia de la dictadura, la imposición de la Doctrina de Seguridad Nacional, el Operativo Cóndor, el proyecto de someter y destruir las alternativas y resistencia social de los pueblos en el continente imponiendo el terror, el secuestro y la desaparición de personas, las torturas, la cárcel. Los que lograron sobrevivir, partieron al exilio, muchos de ellos lucharon y forjaron la existencia y las denuncias de lo que ocurría en la Argentina en los organismos internacionales, como la ONU, la OEA, el Consejo de Europa.
La Guerra de las Malvinas fue un antes y un después, la resistencia del pueblo se fue profundizando y los dictadores, derrotados en la guerra y por movimientos sociales y de derechos humanos, tuvieron que claudicar y entregar al pueblo el país y volver a las instituciones democráticas. Se sucedieron gobiernos, desde el de Alfonsín hasta el actual. Durante el gobierno de Néstor Kirchner se logró la nulidad de las leyes de impunidad y obediencia debida y se abrió el espacio para llevar a juicio a los militares que cometieron crímenes de lesa humanidad. Fue una etapa de esclarecimiento y derecho del pueblo a la Verdad y la Justicia, pero no fue una etapa que permitiera cerrar las heridas cuando hay complicidad y desinterés de los sucesivos gobiernos democráticos que no quieren tocar al poder económico; cuando existe un poder judicial que continúa atado al poder político.

Stella Caloni es una periodista e investigadora con gran experiencia y compromiso social con los pueblos latinoamericanos y supo ver el camino de la familia Iaccarino, su dolor y su resistencia y perseverancia para continuar la lucha por la vida, la dignidad y la recuperación de sus bienes.

Quiero referirme a los hermanos Iaccarino, a quienes conozco desde hace varios años. Con su compromiso como empresarios sociales buscaron siempre la forma de compartir el pan y la libertad, de desarmar un sistema de explotación contra los pequeños y medianos productores, de generar conciencia crítica y valores para que asuman su participación social en la construcción democrática, el derecho e igualdad para todas y todos saber que los pueblos juntos son una fuerza, desunidos son dominados, debieran aprender de ese caminar los actuales dirigentes políticos, sindicales y sociales.

Los Iaccarino tuvieron la capacidad de la Fe, como cristianos, de abrir los caminos de esperanza concreta en aquello que durante años surgió en toda Latinoamérica, a través de los Foros Sociales, donde se levantó el grito de liberación y saber «que otro mundo es posible». Soñaron y continúan haciendo realidad su sueño de un mundo mejor.

La perseverancia y resistencia que llevan adelante marcan su condición de vida y asombra que, a pesar de los reveses y dilaciones jurídicas y sus complicidades, no hayan claudicado.

El libro es un testimonio de vida, desde sus padres que llegaron como inmigrantes hasta el logro de forjar una empresa social, con sacrificio, sabiendo que el camino está lleno de dificultades, pero también de esperanza y realizaciones junto al pueblo.

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