El «Criptoperonista», Laureano Bielsa: “La cuarta revolución industrial es peronista”
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por MANUELA BARES PERALTA , AGUSTÍN MINA, DIEGO MONETA Fuente: https://www.agenciapacourondo.com.ar/
APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11 a 13 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Laureano Bielsa, fundador de criptoperonismo y candidato a diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires. Bielsa analizó el desempeño del movimiento posterior a las PASO y las posibilidades frente a octubre.
Agencia Paco Urondo: En una serie de publicaciones en Twitter, usted planteó que el resultado de las PASO era lo mejor que le podía haber pasado al peronismo.
Laureano Bielsa: Sí, sin lugar a dudas, por varias cosas que pasaron después de la elección. Primero, la más importante, el crecimiento de los libertarios reordena el mapa político. La más complicada, lejos, es Patricia Bullrich. No tienen comando de campaña ni razón de ser. Saben que Mauricio Macri los va a cagar y lo están esperando. Quedaron muy golpeados.
El surgimiento de los libertarios transparenta la política, nos devuelve un sentido de por qué estamos cada uno acá. Juntos por el Cambio es, fundamentalmente, un espacio careta. Se acostumbró a disfrazar lo que realmente piensa de bajo de capas y capas de marketing, posverdad, focus groups, boludeces y, sobre todo, vergüenza de decir lo que piensa de verdad. Y eso nos fue llevando a un barro, en el que todavía estamos, con dinámica de espejo y péndulo entre nosotros y ellos donde nos terminamos pareciendo.
En cambio, cuando surge una expresión política descarnada, que dice lo que dice, por lo menos, volvemos a una dinámica donde nosotros quedamos en un lugar más claro. Por abajo, lo que empezó a pasar, es que nos despertamos y nos dejamos de joder. Nos dimos cuenta que esa fórmula mágica nunca iba a llegar y empezamos a pelearla. Por eso creo que, por ese lado, nos vino bien.
APU: Con sus diferencias, la narrativa de Javier Milei, similar a la de Donald Trump, también generó las mismas reacciones de, por ejemplo, artistas. ¿Coincide?
LB: Sí, no sólo Trump sino Boris Johnson en Inglaterra, Jair Bolsonaro en Brasil y José Antonio Kast en Chile. En esos ejemplos, en tres perdió el pueblo y ganó la derecha fascista. No así en Chile. ¿Cuál fue la diferencia? La promesa de una reforma constitucional. La única manera que tenemos nosotros de ganar es pateando el tablero, explicándole a la gente qué es lo que va a pasar el año que viene que va a hacer que Argentina sea un país mejor con nosotros gobernando.
Me parece que las medidas de Sergio Massa, que no le movieron el amperímetro a nadie, la batalla sagrada de la memética en las redes sociales, que es espectacular, es la base para que empecemos a hablar. Que estemos peleándola es un signo de salud del movimiento popular, pero no alcanza. Necesitamos tener un programa claro de qué es lo que vamos a hacer para dar vuelta este quilombo. Eso distinguió el caso de Chile de lo demás.
APU: Hay que cambiar de actitud frente al proceso de campaña.
LB: Sí, también me parece que hay que desterrar esa idea del miedo y de que nos van a perseguir. No veo margen ni condiciones para que vuelva un dispositivo estatal de represión a gran escala. Sí creo que el de Milei sería un gobierno de mierda, débil, poco consistente y que, simplemente, nos van a hacer atrasarnos cuatro años más como país, que fue lo que pasó en Estados Unidos con Trump. Lo mismo en Brasil. Son presidencias que generaron mucha bronca y polarización de la sociedad hacia adentro pero pocos resultados en términos de gestión.
APU: No sólo la estructura necesaria no es tal sino que parece que su base electoral no coincide en los planteos de Victoria Villaruel, su candidata a vicepresidenta.
LB: Coincido. En una encuesta que se hizo sobre percepciones de la democracia, había un porcentaje importante, sobre todo en jóvenes, a los cuales no les parecía clave siempre y cuando lo que venga resuelva problemas. ¿Qué pasa si viene algo que no es democrático y tampoco resuelve nada o te los agrava? Todavía Milei tiene un halo de invulnerabilidad de que es lo nuevo y que parece que tiene un discurso de impacto, además de que la gente está cansada del pésimo papel que hicimos estos cuatro años.
Esa ilusión creo que se rompe muy fácil. Nosotros tenemos ese carisma, que viene de la mano del peronismo, esa tradición de organización popular, esas ganas de distribuir el goce, que es el objetivo fundante. No hay que dejarnos amedrentar por un porcentaje mínimo de ellos. Además, creo que este quilombo nos está levantando muy fuerte en la batalla digital, donde veníamos muy atrasados. La pata que está en la calle, en el territorio, nos está faltando en redes sociales.
APU: Por otro lado, otro de sus planteos es que la tecnología y el conocimiento no le pasen por al lado al peronismo, dado que siempre sobrevuela la idea de comunidad en esos ámbitos. ¿Se están abriendo otras formas de militancia?
LB: Creo que la militancia es un aspecto de esta renovación digital y transformación que estamos viviendo. Lo más interesante, como peronistas, es que estamos atravesando una nueva revolución industrial. Cuando uno analiza la historia lo que hizo grande al peronismo fue detectar que había un proceso de cambio en la forma de producir y relacionar, que en ese momento era la economía industrial manufacturera, y hacer todo para que Argentina, con sus condiciones muy particulares, pueda meterse de lleno en ese proceso.
Los últimos veinte o treinta años fueron el final de ese modelo productivo. Cuando los países todavía estaban industrializándose tenías chances de competir, y no estamos en una zona del mundo donde no hay una gran concentración de capital, que se necesita por ejemplo para instalar una fábrica y se recupera quizás en quince años. En cambio, ahora hay una nueva revolución industrial donde lo que vale es el conocimiento y la organización, no tanto el capital y la estabilidad sostenida en el tiempo, donde Argentina tiene una gran capacidad para insertarse por las generaciones que traemos de educación pública de calidad y gratuita.
APU: ¿Por qué considera importante ese proceso?
LB: Creo que acá está la nueva movilidad social ascendente. Los pibes del barrio no quieren trabajar doce horas en una fábrica, no es el futuro para ellos. Quieren hacer música, programar, laburar con una computadora, lo que tiene sentido porque además hoy es el sector más rentable de la economía urbana. Eso nos da una enorme oportunidad, sobre todo en la Ciudad.
Cuando empezamos a detectar que era una realidad dijimos que había que organizarnos como movimiento y ponerlo en el centro. Argentina siempre peleó entre el modelo agroexportador y de servicios versus el modelo industrial manufacturero, con intereses macroeconómicos opuestos. En cambio, ahora nace una tercera rama de la industria que es complementaria de las dos anteriores pero también es una industria tecnológica en sí misma.
En las últimas tres décadas vimos la lucha por la apropiación de una riqueza que se produjo dos generaciones atrás. Ahora se está creando una nueva capa de riqueza. En ese tenemos que enfocarnos y, cuando te metes, entras en contacto con un sector de la sociedad que está viendo otra película, porque todos sienten que están progresando, que es algo que quizás alguien de las lógicas laborales antiguas no lo siente.
APU: En general, la sociedad tiende a encasillar a los programadores en determinados perfiles reaccionarios. ¿Cuál es su opinión?
LB: Mi experiencia me indica lo contrario. No Sólo no son todos fascistas sino que, quizás se visten y hablan como liberales, pero se comportan como peronistas porque son solidarios, asociativos, aman al país y les gusta invertir acá. No les da lo mismo. Lo que pasó es que llegamos tarde, pero ese campo está totalmente fértil para nosotros. Yo me presento como “criptoperonista”, y ellos saben que el peronismo es el partido más importante, pero nos ven mirando para otro lado. Cuando hablas su mismo idioma te abrazan y te mandan a conocer más gente.
APU: La lógica de internet es en sí misma comunitaria en su construcción.
LB: La cuarta revolución industrial es peronista. Estamos nosotros tarde como generación en actualizar la doctrina y ponernos a trabajar con esto a fondo. Creo que una parte está muy desactualizada, que es la de la industria manufacturera, pero otra está muy vigente, que es la de los valores, que son hacia los que va el mundo. Hay que encontrar formas cancheras de contarlo porque si no, a veces, los pibes no te creen.
APU: ¿Hay una cuestión generacional?
LB: Sí, claramente, creo que se nota en las candidaturas. Hubo un recambio generacional muy fuerte, entre quienes no jugaron y quienes quedaron en el camino. La única que queda es Patricia Bullrich, que es la vieja de la elección. No tiene aire, no tiene con qué hacer este sprint final de la campaña. La misma gente de ella lo reconoce. Era una gran venta de humo para que no gane Horacio Rodríguez Larreta y ahora están haciendo el trabajo inverso para que ella no gane y saltar con Milei. Todos lo saben. Es una competencia de cagadores, y en eso Macri es el número uno.
APU: En el caso puntual de la Ciudad de Buenos Aires, ¿Qué análisis hace de los resultados electorales y de lo que viene?
LB: Primero, quiero ver qué pasa ahora que estamos sin esa ridiculez, hecha por Larreta, de un sistema de votación desdoblado concurrente, que no se había visto nunca. Pareciera que Ramiro Marra quedó preso del fenómeno de todo el país con Milei, que el que tracciona es él. Creo que nosotros tenemos una ventaja, que es un candidato que estudia, como Leandro Santoro. Creo que tenemos una chance real de entrar al ballotage.
Después, hay una realidad. Tenemos muy fino el discurso de todo lo que el otro hace mal, pero me parece que hay que ser más ambiciosos en nuestra propuesta de qué es lo que vamos a hacer. De hecho, es la primera vez en años que llegamos con una buena plataforma de campaña, pero no se usó. Si la queremos ganar necesitamos ser un poco más consistentes. Yo veo que el mundo está cambiando de una manera que nos viene muy bien.
APU: ¿En qué sentido?
LB: Hay guerra en el norte y ese hemisferio está caro, tienen desastres climáticos mucho más fuertes que nosotros, hay niveles de migración espectaculares. Me atrevo a decir que la Ciudad está recibiendo la quinta gran oleada migratoria de la historia del país, compuesta por rusos, chinos, canadienses, mexicanos y muchos europeos. Hay una parte de la sociedad muy harta de las malas noticias, que quiere irse a un continente en guerra, y, mientras, a gente de ese lugar viene acá y se impresiona.
Es muy loca esa contraposición, que creo se debe centralmente al microclima que tenemos acá y a que de todos los quilombos el que más desorienta es la inflación. De manera contra-intuitiva, nosotros planteamos que hay que trabajar para que cada vez más población urbana pueda generar dólares. Ni dolarizar ni una economía bimonetaria, hay que trabajar en la oferta de divisas y hay un sector nuevo que está para eso. Por ahí va la movida.
APU: Darles facilidades para que no sea por fuera del sistema.
LB: Sí, y aprender nosotros. No quiero que sea un fenómeno en tercera persona sino ser protagonista, parte de esa industria que está naciendo y ayudar a esas empresas a que exporten y a lidiar con problemas burocráticos. Cuando ven que vos, como peronista, te estás preocupando y hasta sos parte el fenómeno de identificación se produce casi de manera instantánea. No les importa de qué partido sos, quizás hasta cortan boleta porque te conocen.
APU: De alguna manera, sienten que nadie les está hablando de eso.
LB: Exacto, y es la mayor oportunidad que tenemos. Está pasando mientras tenemos miles de problemas. Es algo que te permite ocuparte y preocuparte de forma productiva. No hay que decir únicamente que el otro es un hijo de puta y se viene lo peor. Hay que explicar lo que vamos a hacer. Yo, por ejemplo, armo misiones comerciales para ayudar a empresas de tecnología a exportar. Hay toda una infraestructura diplomática para aprovechar. Lo hice para probar y fue aumentando la cantidad de personas que vienen conmigo.
APU: Por último, ¿Cuáles cree que son los temas en los que sí o sí el peronismo deberá meterse?
LB: En términos de comercio internacional, y contrario a la propuesta de Milei de atarnos a un barco que se hunde, los últimos cuatro meses cerca de cuarenta países tomaron la decisión de cambiar su comercio bilateral y dejar de usar dólares, tenemos que apostar muy fuerte a una moneda latinoamericana. Se viene un mundo regionalizado y multipolar, y nuestro polo es América Latina, que hoy es la mejor región del mundo. No tenemos guerra y sí recursos naturales, territorio, y todo lo que queremos. Lo que hay que hacer es organizarnos y aprovecharlo bien.
El segundo tema ineludible es qué hacer con el Fondo. Yo ya he dicho que hay que fundirlo. Entre Argentina y Egipto tenemos el 60% de la capacidad prestable de ese organismo, que sólo le ha arruinado la vida a la gente en el último siglo. Hay opciones para hacerlo. ¿Es un quilombo? Sí, pero igual lo vamos a tener. Estamos hace cinco años pagando y cada vez debemos más. Ya que lo vamos a tener igual, vayamos de frente a ver si salimos del otro lado. Estados Unidos le canceló a Rusia la capacidad de hacer transacciones bancarias y China le abrió un canal propio. Hay millones de cosas que se pueden hacer. Lo que no se puede es apostar a un sistema que ya se cayó y está roto. Hay que crear un paradigma propio y salir a construirlo, no nos queda otra.
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