Juego de poderes: un escenario con presencias vigorosas y ausencias lastimosas
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Por Carlos Cleri[1]
Aunque mucho se ha escrito sobre el poder, sigue siendo un tema complejo y controversial, lo que es natural dado que trata de dominantes y dominados y que puede ser abordado desde el espacio personal, organizacional o sistémico. Utilizando cualquier técnica de análisis (PESTLA, pensamiento sistémico y cibernético, considerando la teoría del caos y el principio de incertidumbre, y corroborando los resultados por el método Delphi) concluimos en que el poder está administrado por una minoría. Y aunque la amplia mayoría de los países poseen institucionalidad democrática donde, se supone, el poder reside en el pueblo, que lo delega a través del sufragio universal a sus representantes. La realidad muestra que aquello de “poder del pueblo” no es más que una alucinación interesada.
Las fuentes esenciales de dominio son la política y la economía, surtidores históricamente enredados. En ocasiones, lo político sirve para obtener beneficios económicos y, en otras, lo mercantil asume el control del gobierno para dominar y sacar provecho. Hoy, el mercado arrinconó al Estado y es el rey.
Para facilitar el control, los actores dominantes tejen alianzas con órdenes menores (religiosa, militar, mediática, judicial …). Fundado en aquel viejo principio griego “divide y vencerás” el polo preponderante fragmenta a las mayorías para hacerles perder energía y vigor. El egoísmo, el individualismo, son estimulados y a través de técnicas subliminales de carácter cultural, mediática, neuronal, “fake news”, postverdades, trolls y otros sistemas de encantamiento hace que las mayorías pierdan conciencia del sojuzgamiento (el primer principio liberador del oprimido es reconocer su situación de opresión[2]) y admitan la mentirosa incapacidad de conducirse por sí mismos (el pueblo desunido es fácil de ser vencido). Y si eso no funciona, utilizan la coerción y la fuerza represiva de lo policial, judicial.
Hoy, vivimos en un país donde las decisiones las toman cúspides encumbradas con nula participación de las mayorías. Lejos quedó el sueño atrapante de país soberano que adopté aquel glorioso 29 de mayo del 69 que, en mi docta estudiantil, me convirtieron en militante adherido a aquella trayectoria imaginada por el gran estratega argentina: 1) hacerse del control del Estado por expresión de las mayorías en las urnas; 2) fomentar desde ahí la configuración de “organizaciones libres del pueblo” representativas de los diferentes intereses que conviven en la sociedad; 3) unir y organizar a las “OLP” como Comunidad Organizada (“la comunidad debe ser conscientemente organizada”); 4) avivar el diálogo en un marco de respeto a la diversidad para converger en el denominador común del interés general; 5) y a medida que la C.O. se consolida se le deberá transferir el poder de decisión (“la voluntad del pueblo como guardián de su propio destino… una concepción que emane del pueblo”)[3].
En el ring argentino, encontramos: en el rincón rojo, sólidamente instalados y operando con nado sincronizado sin ensayo: las grandes corporaciones oligopólicas de afuera y de adentro, los cipayos políticos, apoyadas por los medios de comunicación (TN, LN+, Infobae…), la justicia (Corte Suprema de Justicia, Comodoro Py, …), el FMI; en el rincón azul, más de cuarenta y cinco millones de consumidores desunidos, trabajadores desorganizados o con conducciones que no los representan, empresas de interés nacional (pymes, cooperativas, mutuales, recuperadas, familias, monotributistas, trabajadores informales, profesionales, independientes, …) descoordinados y sin conducción, desocupados, individuos aislados, desorganizados.
Pero el equilibrio de poderes es dinámico y, por ende, inestable. Cuando las supremacías se conducen escandalosamente y/o se convierten en parásitos, son rechazados por las mayorías que comienzan a unirse y organizarse produciendo un estado de PachaKuti[4]. Pero las minorías no cejan y vuelven más habilidosos, al punto que logran interrumpir (total o parcialmente) procesos que surgieron de un legítimo poder popular/mayoritario, vale como ejemplos lo que le sucedió al leninismo en la URSS y al peronismo en Argentina.
Con la consciencia de que el poder se construye y que debemos ir hacia un sistema más participativo y recuperar el poder popular, con Mario Cafiero tratamos de volver a las fuentes y nos convertimos en sembradores y promotores de Comunidades Organizadas, cuyas semillas, núcleos promotores y nodos se conocen como Mesas de Asociativismo y Economía Social (MAYES) distribuidas a lo largo y ancho del territorio nacional. Desde las MAYES saludamos con júbilo la intuición de dos dirigentes pymes de fuerte ascendencia que, a principios del 2003, se conjuraron para que el Sector Productivo con interés nacional se uniera y organizara para recuperar la presencia político-económica en el escenario nacional perdida por la aniquilación macrista[5] y la indefinición del gobierno actual, y agradecemos que nos sumaran como “movilizadores” para incorporar a la gesta al asociativismo, tercer motor de la economía nacional, reconocimiento forzoso y necesario porque mipymes y cooperativas especialmente, están hermanados en problemática y en aporte a la sociedad de productos, servicios, empleo y trabajo, además de ser motores de ascenso social, inclusión y explotación sostenible de los recursos naturales.
Para evitar fracasos del pasado, la conformación toma carácter de movimiento, Movimiento Productivo 25 de Mayo (MP25M), porque asume carácter de abierto, participativo, organización de abajo hacia arriba y sentido federal. Incluye a las organizaciones que agrupan a mipymes (asociaciones, cámaras, agrupaciones, …), a las federaciones, confederaciones y organizaciones sociales que agrupan a cooperativas o mutuales y también a las empresas de todo tipo que no tienen representación institucional (absoluta mayoría). La organización se amoldará a las etapas que se vayan cubriendo.
El MP25M, está sostenido por seis cimientos orientados hacia adentro, o sea hacia la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación.
El primer principio define la orientación de las políticas económicas hacia la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación. En otras palabras, propone mirar hacia adentro de la patria, fortaleciendo la demanda interna que provoca una espiral ascendente y virtuosa de + trabajo/empleo + producción + consumo + trabajo/empleo… Vinculado a ello propone proteger el mercado interno del dumping internacional, impedir el contrabando, la sobrefacturación de las importaciones y la sobrefacturación de exportaciones, controlar los puertos que vinculan el país con el mundo, y proteger las vías navegables y el litoral marítimo. El manejo de las relaciones comerciales internacionales en favor del interés nacional será un aspecto crítico para el desarrollo nacional.
Los siguientes tres ejes están basados en asegurar a las mipymes y cooperativas -cualquiera sea su localización- el acceso a: materias primas, insumos difundidos (acero, acero inoxidable, aluminio, papel, productos químicos y petroquímicos), componentes, envases y accesorios estratégicos; energía y financiamiento, en volumen, costes y condiciones que no afecten su competitividad y faciliten su desarrollo. Estos puntos están integrados a la incorporación de tecnologías, la formación profesional, la morigeración del impacto que la logística y el transporte tienen sobre las unidades productivas menores por los bajos volúmenes con que operan y la localización geográfica.
El último punto está directamente vinculado con la lucha por la igualdad de derechos, inclusión y equidad entre mujeres, varones, identidades no binarias y personas con discapacidades de todo tipo (física, mental, intelectual, psicosocial, múltiple, sensorial, auditiva, visual o vinculadas a la edad cronológica o biológica).
La unión y organización alrededor de esos ejes nos define y también define a los factores de poder que debemos vencer si deseamos un país para todos y todas. Solo una presencia vigorosa del interés nacional hará que no se consolide el país orientado hacia afuera (factoría internacional) y evitará que sigamos a merced de un poder concentrado caníbal, que llevó al país a la desindustrialización, al trabajo precario y a la pobreza, aumenta injustificadamente los precios afectando a los consumidores (que somos todos), destruye paulatinamente la casa común poniendo en peligro a los ciudadanos con la única razón de incrementar sus ganancias. Somos conscientes que hay otros aspectos a profundizar que surgirán y se abordarán en el camino; la definición de perfil de país y de la relación con el resto del mundo, la integración regional, la planificación del desarrollo productivo armónico, integrado y federal, el cuidado del ambiente, la construcción de infraestructura, la inversión en I+D+i
Nuestros objetivos dependen, en gran parte, de la voluntad política de promover el desarrollo productivo nacional. Para eso hay que tener presencia en el escenario político, para lo que se requiere representatividad y participación amplia de la base empresarial mipyme, cooperativa, recuperadas y sociedades anónimas con propiedad estatal mayoritaria, el diálogo/unión con el movimiento obrero organizado y los trabajadores autogestionados, la presentación en sociedad, la vinculación con la política y con las empresas nacionales estratégicas. Sólo de esa forma lograremos que los funcionarios que representan a la ciudadanía sirvan y no se sirvan y obedezcan los mandatos del pueblo.
El MP25M es un paso adelante para cumplir con una asignatura pendiente y obligada si estamos comprometidos con la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación, la construcción de una Comunidad Organizada.
[1] Carlos Cleri fue Jefe de Gabinete, Subsecretario de Comercio Exterior y Director Nacional de Promoción Comercial en el Ministerio de Economía de la Nación. Decano de Postgrado, docente, investigador, consultor estratégico. Autor de, entre otros libros: Alianzas Estratégicas (Ed. Macchi), El libro de las Pymes, Estrategia Bonsái (Ed. Granica).
[2] Paulo Freire. “Pedagogía del oprimido”. Siglo XXI Editores.
[3] Juan Domingo Perón. “Modelo argentino para el proyecto nacional” cap.: La comunidad organizada. Colección cabecita negro.
[4] Los pueblos andinos hablan de los tiempos en que todo se transforma y lo que está arriba pasa abajo y viceversa.
[5] Durante el macrismo fueron cerradas 25.000 pymes y se calcula que se suspendieron o cancelaron registros de un número similar de cooperativas. Pensar que gran parte del empresariado pyme votó amarillo, incluso luego de haberle ido bien en los doce años de kirchnerismo, o tal vez esa mejora los hizo creer que sus intereses podían asimilarse a la de las corporaciones, ilusión que terminó en un tiro al pié.
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