EL VERDADERO DESAFIO…
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A mediados del mes de junio del ’46, pocos días después de asumir su primer mandato como Presidente, Juan Perón anunció que Argentina pagaría la totalidad de la deuda externa, que en ese momento era de 12.500 millones de pesos moneda nacional. Perón cumplió, seis años más tarde nuestro país saldaba definitivamente la deuda pagando las dos últimas cuotas semestrales del empréstito concedido por Gran Bretaña en el marco del Tratado Roca-Ruciman del año 1933. Agustín P. Justo ya había muerto, Roca hijo también, pero Duahu y Pinedo que habían sido acusados de corrupción relacionada con ese vergonzoso convenio aún estaban vivos. Podrían haber sido procesados y condenados, pero eso no ocurrió. Para el peronismo lo fundamental era el desendeudamiento para volcar los recursos al desarrollo nacional independiente, única manera de garantizar la justicia social. Además de desendeudarse, Argentina pasó a ser acreedora por más de 5000 millones de pesos moneda nacional por préstamos otorgados a España, Francia, Italia, Bélgica y Finlandia, entre otros países. Nuestra historia de endeudamiento y corrupción es bien larga y vergonzosa. Con la plata del empréstito Baring Brothers no se hizo el puerto de Buenos Aires, ni los pueblos de frontera, tampoco se construyó la ciudad de Carmen de Patagones ni se instaló el agua corriente en la ciudad de Buenos Aires. El préstamo era para eso pero se transformó en estafa, llegaron apenas monedas y lo terminamos de pagar 80 años más tarde. Bernardino Rivadavia murió libre de culpa y cargo además de convertirse en “prócer”. Urquiza pidió prestado 2 millones de francos oro para combatirlo a Juan Manuel de Rosas que fue el único de ese período histórico que desendeudó para proteger producción nacional y dar vuelta la balanza comercial logrando un significativo superávit. Bartolomé Mitre pidió 2 millones y medio de libras esterlinas a la banca inglesa para sostener la guerra de la Triple Alianza y Sarmiento siguió endeudando al país con los británicos para combatir a los federales en Entre Ríos. Cuando el “Padre del aula” dejó la presidencia de la nación, Argentina tenía una deuda externa de 14.500.000 libras. Mitre, Sarmiento, también Julio A. Roca y todos los endeudadores que vinieron después, terminaron como “próceres”, con calles, plazas, monumentos y sus rostros impresos en los billetes. Rosas y Perón aún hoy aparecen como personajes controvertidos. Todos sabemos que desde la dictadura genocida en adelante el endeudamiento externo es el principal instrumento de dominación, el gran obstáculo que impide planificar una nación libre y soberana. Sabiamente decía Perón que aquella nación que pierde el control de su economía, pierde soberanía. Astutamente los saben nuestros enemigos. Cuando el Flaco Néstor Kirchner encaró la renegociación de la deuda y se sacó de encima al FMI lo hizo para recuperar el control de la economía. Como Perón en el ’46 privilegió reconquistar soberanía para servir a la mayoría del pueblo argentino antes que enredarse en los artilugios de la trampa endeudadora de quienes lo precedieron. Tanto el empréstito de la Baring Brothers gestionado por Rivadavia, como el viejo Pacto Roca-Ruciman y el reciente Pacto EEUU/FMI/Macri, representan actos de traición a la Patria. Sin embargo, injustamente Perón se vio obligado a terminar de pagar una deuda fraudulenta en 1952 y Néstor tuvo que pagarle al FMI, mientras los responsables de la estatización de deuda privada y de los reiterados canjes y megacanjes gozaban de impunidad. Independientemente de las respetables opiniones, tanto de quienes rechazan el reconocimiento de la deuda y cualquier entendimiento con el FMI, como de los que respaldan la decisión de acordar anunciada hoy por el gobierno, creo que debemos sostener la unidad para reclamar al gobierno coherencia con la conducta de Perón y de Néstor . Eso significa el deber de cumplir con un programa transformador que recupere el rol del Estado en la planificación de la economía y en el control del comercio exterior , que adopte con firmeza las medidas necesarias para terminar con la nefasta fuga de capitales , que implante una y mil veces el impuesto a los multimillonarios . En síntesis, que demuestre la legítima voluntad de reapropiarnos de nuestras riquezas para crear trabajo y terminar con la intolerable pobreza que sufren millones de argentinos, haciendo que los que se beneficiaron con las políticas del macrismo sean quienes paguen la deuda. Es mucho lo que podemos aportar en esa dirección si estamos unidos y movilizados como pueblo. Resulta ingenuo pensar que las estructuras jurídicas nacionales e internacionales creadas para proteger el privilegio de los poderosos, terminen fallando contra ellos. El objetivo fundamental del infame régimen plutocrático macrista fue profundizar nuestra divisiones, debilitar nuestras organizaciones y borrar del escenario político y sindical a los referentes más coherentes y comprometidos con la causa de las mayorías. No lo lograron. Que no les sirva el deliberado y brutal endeudamiento para reavivar sus malignos deseos. Más de 200 años de historia, con sus tiempos felices y dolorosos nos indican que no habrá liberación nacional definitiva si no somos capaces de construir Poder Popular . Reiteradamente hemos podido comprobar que no basta con ganar una elección para acabar con todo un sistema injusto y corrupto, que es lo que puntualmente debe ser juzgado y definitivamente aniquilado. Héctor “Gringo” Amichetti
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