SI NO NOS UNE EL AMOR… POR LO MENOS QUE NOS UNA EL ESPANTO

por Tato Treinta

“El que confía en lo que dicen los imbéciles, termina comportándose como un imbécil” Paul Auster

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En varias oportunidades, he expresado que el mayor temor de aquel que escribe es, repetirse o reiterarse, pero también no pocas veces, en este contexto de aislamiento, que continúo realizando (pese a estar vacunado), el sentimiento de impotencia vence a la racionalidad y la pregunta surge en forma inmediata ¡¿Cómo no se dan cuenta?!Según las y los “encuestadores”, y no digo encuestas, ya que estas “hablan” a través de quienes las “interpretan”, política e ideológicamente la sociedad Argentina se “divide” en tres tercios: Dos tercios definidos como sectores “duros”, uno de los cuales y en términos generales podemos denominarlo de inclusión o “progresista”, como les gusta decir a la clase media y que siempre desde 1945 estuvo representado por el Peronismo. El otro de exclusión, “reaccionario” o de derecha, que se sentía representado por los mandantes de una oligarquía “bizarra”. En el medio, un tercio de, llamémoslo ¿indefinidos? que no es más que un “moco” político ideológico, que salvo en el período 1970/1976, siempre a la hora de “definirse”, lo hizo por el “orden establecido”, ya sea bajo dictaduras cívico-militares o democracias “limitadas”. Los porcentajes en el devenir de la Historia fueron cambiando. Hasta 1990, era poco común que una o un político se definiera de “derecha”, de allí que se crea ese eufemismo de “centro”. Alguien una vez expresó que si alguien se define de “centro”,… es de derecha. A partir del triunfo de la única revolución victoriosa en el siglo XXI, que fue la de la “tecnología comunicacional”, como lo expresó oportunamente el filósofo José Pablo Feinmann, la llamada “opinión pública”, que durante un largo período de esa misma historia, se construía en bares, la mesa familiar, lugares de trabajo, colegios y universidades, hoy se “debaten” en la “redes sociales”. Las y los políticos se expresan a través de twitter. Las y los jóvenes utilizan sobre todo Youtube, Instagram y Tik Tok. De allí que la “opinión pública” se “mide” a través de algoritmos, que quién escribe desconoce y que definen las “tendencias”, todas ellas referidas, en su gran mayoría, a la población de grandes núcleos urbanos y que los medios de comunicación difunden como “verdades reveladas”. Cuando uno, como cualquier ciudadano común, que no vive en ningún núcleo urbano populoso y realiza sus compras cotidianas en la carnicería, el “super”, la farmacia o la ferretería, descubre que “eso” que ahora llaman “gente” y que en otras épocas se denominaba como Pueblo, está muy alejada, para bien o para mal, de eso que se debate en las redes y en donde lo que sobresale, es ese “moco” político ideológico impregnado de individualismo, pero que en general, en este período de Pandemia y con mucho temor se “cuida”. Así uno lo va detectando en la cotidianeidad en la preocupación de las empleadas y empleados de comercios, bares y restaurantes. Ante esta “medición” para nada “académica”, uno va descubriendo que en esta coyuntura, ese tercio “del medio”, ese “moco” político-ideológico se fractura y la sociedad se parte en dos. A “grosso” modo un 70% (o más) por convicción o puro instinto de supervivencia se “cuida” y cuida de esa manera a las y los demás. Mientras tanto el 30% restante (o mucho menos) por convicción o pura imbecilidad, no lo hace, “vacacionando” en el exterior, asistiendo a fiestas clandestinas (o no tanto) o haciendo propias las “opiniones” de “comunicadores”, (ninguna de ellas o ellos especialistas en salud) replicando y propagando esas “opiniones” en las redes sociales (al igual que el “virus”) llevando al delirio extremo el aforismo “No sé de qué se trata… pero me opongo” (el “sujeto sujetado” de Fucault). Con lo cual y también, y nuevamente sin sustento “académico” alguno, se puede hacer un corte “de clase”, este último sector es la clara expresión de una “clase media aspiracional” (el medio pelo jauretcheano) que en gran medida vive en esos núcleos urbanos populosos.Entonces una última pregunta ¿Por qué ese 70% (o más) de la población, debe ser la prisionera de las acciones de ese 30% (o mucho menos) restante, fundamentalmente de ese “medio pelo”? Esas acciones, reclamando y declamando sobre la “libertad”, se da de patadas con una premisa bien “Liberal” y Capitalista: “Tu libertad finaliza donde comienza la libertad del otro o la otra”. Ese 30% (o mucho menos) desde mi perspectiva, abusa en forma exagerada de los “buenos modales”, paciencia y respeto del 70% restante ¿No será ya el momento que, “de la forma que sea”, les hagamos saber que esos “buenos modales”, paciencia y respeto tienen que acabarse? Es así que, si no nos une el Amor, por lo menos que nos una el Espanto, para continuar… cuidándonos.



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