(por Tato Treinta)

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Planteaba el filósofo alemán Hegel, que ante cualquier acción ante la realidad, primero se debía tener la “idea” sobre esa “realidad” y la acción consecuente, luego era perentoria que esa “idea” se transformara en “realidad”. Simplificando, si uno no tiene la “idea” de hacer un puchero, podrá cocinar un guiso, pero nunca un puchero.Para poder operar sobre la realidad, aunque quizás verdad de Perogrullo, se debería tener la “idea” de cómo hacerlo y para qué. Es en ese marco que uno arroja (y no al “boleo”) algunas ideas, conceptos y relaciones que pueden servir como toscas herramientas para modificar una realidad que por lo menos percibe asfixiante, injusta y agresiva. La idea y el pensamiento sin un futuro cercano o lejano de aplicabilidad, es puro onanismo intelectual, tanto como discutir sobre el sexo de los ángeles. Latinoamérica y dentro de ella la Argentina, desde hace más de doscientos años, más precisamente desde la “imposición” por parte de los Imperios de turno, de nuestro papel en la División Internacional del Trabajo, es “territorio en disputa”, disputa en la cual ha sufrido no pocas derrotas y algunos triunfos muy acotados en el tiempo. Es un proceso ancestral que se hunden en el barro de la Historia. He insistido que la descripción de esa Historia y de alguna manera de la “realidad”, se hizo bajo la lupa hegemónica del liberalismo racionalista, ilustrado y positivista, que denostaba con vehemencia al “irracionalismo” romántico sintetizado en: “civilización o barbarie”.El racionalismo sanciona como “irracional” a lo que en definitiva no es más que “otra” racionalidad, esto desde luego sin “meternos” en los andurriales cuasi filosóficos de preguntarnos ¿Qué es la “racionalidad” en definitiva?Nadie en nuestra Patria y menos en el mundo, pudo ni puede definir ni “encasillar” al Peronismo, dado esto en principio, porque aquel “marco teórico” le era imperiosamente necesario sobre todo encasillar cartesianamente… TODO: las sociedades y en ellas las personas y sus conciencias. Todo lo que “sobraba” o no “encuadraba” debía ser “recortado” cuando no, para asegurar esa hegemonía del pensamiento… “eliminarlo”.El Peronismo, si bien no el primero, fue sí la síntesis de todos y cada uno de los “movimientos” bárbaros, que más allá de sus distintas “conducciones”, siempre prohijaban la pasión y ese sentimiento de barbarie. Ninguno de los soldados de San Martín, ni el mismo San Martín se detenían en la racionalidad de lo “políticamente correcto”, de igual manera la gauchada montonera, no seguía a sus Caudillos por un “análisis político” racional, sino por pura empatía y pasión. La figura de José Font (Facón Grande), personaje histórico de los acontecimientos de la Patagonia trágica, que decide morir fusilado con sus compañeros, es otro rasgo de esa pasión romántica que no hizo lo racional y “políticamente correcto”, sino lo que su conciencia y esencia solidaria le dictaba que había que hacer. Finalmente no podemos olvidar a las y los cientos de miles de militantes (treinta mil de ellos desaparecidos), la enorme mayoría de ellas y ellos Peronistas, que se enfrentaron a la más terrible y oscura de las dictaduras cívico-militares en Argentina. No los movilizaba a la gran mayoría, y doy fe de ello, la adhesión a un “proyecto político” cartesiano perfectamente estructurado, salvo sus minúsculas y mesiánicas eventuales “dirigencias” stalinistas, (a las que nadie había elegido). Las y los movilizaba la pasión, el sentimiento y la comunión con el Pueblo del que formaban parte. Si bien abrevaron y abrevamos en no pocas y pocos teóricos de la política. Sus “íconos” distintivos fueron (y son)… Evita y el Che.Seguramente Vos querida y querido lector podrás argumentar que todo ese pensamiento, esa “idea” fue derrotada, que aquella utopía y que la utopía misma “pasó de moda”, que lo único válido es el realismo político, que la posmodernidad, ese “paradigma” de una supuesta “irracionalidad” tolerada, pero que no es más que la máscara de una “racionalidad” degradada, lo arrasó todo. Más aún, podrás pensar que esta sucesión de palabras no es más que onanismo intelectual y que no aportan respuesta alguna a esta realidad asfixiante, injusta y agresiva. Creo que la cuestión no sería buscar respuestas, sino hacernos nuevas preguntas como ¿Es posible que el ser humano como la naturaleza (su naturaleza) pueda dejar de ser una mercancía o un bien de cambio o de uso? ¿Podemos llegar a pensar-nos por lo que somos y no por lo que tenemos?El sistema capitalista que generó (pues lo necesitaba) ese pensamiento racionalista ilustrado, lleva, desde sus albores, más de trescientos años de existencia “civilizatoria”. Nuestros pueblos y culturas originarias, se desarrollaron durante más de dos milenios, en un casi perfecto equilibrio con la naturaleza, que no “era suya” sino que formaba parte de la misma y una nueva pregunta ¿No sería por lo menos “interesante” mirarnos en ese y no en otros espejos?Rodolfo Kusch (y vuelvo a citarlo) expresaba como contradicción principal le idea del ser alguien de ese liberalismo ilustrado y racionalista, que llevaba inevitablemente al… tener con el mero estar de nuestros pueblos originarios, que los acompañaba en un vínculo de trascendencia como individuos y como comunidad.El Peronismo nació como una alternativa dentro del sistema capitalista, pero su esencia romántica, su creatividad, el ser una síntesis de siglos de luchas, su exaltación de la comunidad sin olvidar al individuo, como lo planteaba el colectivismo adocenado que nos proponía el “socialismo real”, la solidaridad y el cooperativismo, que se me antoja asociarlo al régimen de reciprocidad y redistribución del Tahuantinsuyo Inca. El peronismo tiene todas las posibilidades y potencialidades de generar un nuevo paradigma por “afuera” del sistema capitalista ¿Utópico?… quizás, pero no olvidemos que sin utopía… la vida sería un ensayo para la muerte.

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