UNA VEZ MÁS… LAS Y LOS JÓVENES

por Tato Treinta –

“Somos los que hacemos… con lo que han hecho con nosotros”
Jean Paul Sartre

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Y nuevamente las y los jóvenes, parecen ser el “chivo expiatorio” de todos los males, en esta pandemia. Así en una generalización por demás antojadiza, por lo menos, se habla de las y los jóvenes. Ellas y ellos si mi análisis es correcto no nacieron de “un repollo”. Hablar de su “irresponsabilidad” en forma genérica, es como aseverar que en las y los adultos, no existiera esa “irresponsabilidad”. Siguiendo al Maestro Dolina, una de las condiciones para llegar a ser “sabio”, es haber vivido lo suficiente como para poder desarrollar esa “sabiduría”, pero el sólo paso del tiempo, no es garantía de que uno no llegue a ser un “viejo” imbécil, carente de toda sabiduría.¿Cuál fue el contexto, en que esas y esos jóvenes fueron “educados”? Porque en el mejor de los casos la función de la Escuela, es la de socializar el conocimiento, en el marco de determinados valores, pero nunca de “educar” en esos valores. Y aquí también vale la digresión hecha pregunta ¿Es lo mismo una o un joven que trabaja, para dar sólo un ejemplo, con su “motito” o su “bici” (aun en pandemia) haciendo-nos “delivery” diez o doce horas por día, que los “jóvenes rugbiers” que asesinaron a Fernando Baez Sosa en Villa Gessell? Si bien es lógica la generalización si sociológicamente hablamos, también esa disciplina, incluye en sus análisis las “particularidades” ¿Son iguales y correspondientes Mayra Arena con David Martínez , alias “El Dipy”? ¿Qué lugar le damos a las y los cientos de miles de jóvenes militantes, que no sólo “se cuidan” sino que contribuyen a “cuidar-nos”, que denostan y aún más condenan las llamadas “fiestas clandestinas” (que de fiestas tienen poco y de clandestinas casi nada) y que su tiempo es ocupado en asistir y ayudar en los barrios más vulnerables asolados no solo por la pandemia sino por el hambre? Las y los jóvenes desde su infancia “aprenden” de lo que “ven” y no de lo que les “decimos” ¿Dónde es que aprenden o aprendieron de solidaridad, empatía, responsabilidad y cooperación o de sus antónimos correspondientes? ¿Dónde están (o estuvieron) los “adultos” responsables de su “educación”, en aquellos valores? Les dejo un añejo poema de Don Mario Benedetti que vale para la ocasión.

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar, abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan , abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno,
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines del pasado
y los sabios granujas del presente.

Hasta aquí el poema, y una nueva pregunta ¿Quiénes fueron los que construyeron ese mundo de paciencia y asco, de rutina y ruina, de consumo y humo? ¿Quiénes fueron los que crearon el “Imperativo de satisfacción del siglo XXI” que la psicóloga cordobesa Georgina Vorano sintetiza como la “porno-ilusión” y que sometió y somete a nuestras y nuestros jóvenes a la imposición de la inmediatez, la banalidad y el mero placer, como rectores de su vida? ¿Quiénes fueron los “inventores” de este “vampirismo social” hacia ellas y ellos… y hacia las y los pobres… y las mujeres… y las y los “negros”… y las y los “diferentes”?Hoy como ya expresé, las y los jóvenes son el “chivo expiatorio”, de los errores y horrores que toda una generación anterior produjo en esta sociedad, o fueron en gran medida por lo menos cómplices de todos ellos, esos “ruines del pasado y sabios granujas del presente”.Así como hay jóvenes imbéciles y egoístas, hay “viejos” (y no tan viejos) de esa misma “calaña” y en las antípodas hay jóvenes solidarios y comprometidos, acompañados por “viejos” que su tránsito por la vida los llevó a ser un poco más “sabios”.

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