“Donde existe una necesidad, nace un derecho…”

Eva Perón

Por Tato Treinta

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Y fue Ley nomás… El 2020 finalizó con una necesidad, que como correspondería se transformó en nuevo derecho. Siempre, quien escribe, quiere dejar en claro “desde donde” escribe.  Desde una convicción personal, quizás si quieren, generacional no comulgo con el aborto.  Pero es un planteo, si quieren “filosófico”.Otra cosa muy distinta es la Salud Pública, en este caso de todas las mujeres, sobre todo de aquellas en situaciones de mayor vulnerabilidad y en las mismas de las jóvenes. Gracias a la lucha y constancia de las mujeres organizadas (y de no pocos varones), y de un Estado presente se logró ganar la batalla “legal”, que fue eso nada más, o nada menos… una batalla. No podemos ni debemos quedarnos allí.  Este es el fin del principio, queda por librar, en este sentidouna batalla más dura y es la cultural.

Dice un acertadísimo y arcano dicho popular “mejor prevenir que lamentar” y para no entrar en “enredos” metafísicos, si de batalla cultural hablamos, en cuanto a las y los jóvenes, es puntualmente relevante el papel que debe cumplir la Escuela y en ella las y los docentes.  Y digo Escuela y no Educación, término este último, demasiado amplio y también porque no “escurridizo”.  Digo Escuela y docentes, actores concretos y materiales, medibles cuali y cuantitativamente.  La Escuela Argentina, sobre todo en el último lustro, como legítima representación del Estado, no propendía ni a la inclusión, ni a la paridad… todo lo contrario.  Tiene la Escuela en sus manos una primera herramienta, para comenzar a librar esa batalla y que fue totalmente desaprovechada. La introducción en la currícula escolar de la Educación Sexual Integral (ESI), como tema transversal, es decir que debía ser “tratado” en todas y cada una de las “asignaturas” fue, como herramienta, en el “mejor” de los casos mal aplicada y en el “peor” literalmente desoída o “torpedeada”.  Y voy a detenerme en el concepto de Integral.  En la mayoría de los casos (si no en todos) que pude observar en las “instituciones escolares”, la temática recaía en el área de Biología o a veces se daba alguna que otra charla a la que se invitaba a una “médica o médico”, con lo cual todo se reducía al aspecto físico, el uso de anticoncepetivos y la prevención del embarazo, cuestiones estas por demás importantes, pero que intrínsecamente llevaban a un reduccionismo de la problemática.  La cuestión es mucho más amplia y más profunda, es como he expresado… Cultural.  La escuela en tanto “reproductora” del sistema es fuertemente “Patriarcal” en cuanto a su ideología, aunque ese sistema esté integrado mayoritariamente por mujeres.Con lo cual, esto llevaría a que la Escuela y sus protagonistas debería dar un giro paradigmático copernicano de 180°.  Y vuelvo a la Integralidad en cuanto al desarrollo de la ESI. En ella deberían tener presencia fundamental las áreas de Sociología, Psicología y esencialmente de Filosofía, antes que la descripción meramente biológica de los comportamientos humanos, en una tarea perfectamente coordinada.

El ideario “posmoderno” que perforó la totalidad de la estructura social, deambula también por las escuelas, que no solo“infectó”a no pocas y pocos docentes, sino a una enorme cantidad de niñas, niños y jóvenes. El paradigma del “placer”, por el mero “placer” e identitario del Thánatos o pulsión de muerte, relega al “deseo” igual expresión del Eros o pulsión de vida. La introducción del culto a la inmediatez, de lo “fantástico” en cuanto a los afectos, se da “de patadas” con el valor del tiempo y de la construcción responsable de los mismos, en ese tiempo. El ejercicio de una responsabilidad afectiva se aprende y enseña, y relacionada con esta, en ese proceso de enseñanza-aprendizaje la búsqueda de una madurez afectiva, de la cual no pocos “adultos” carecen.

¿Cuántas niñas y jóvenes quedaron y quedan embarazadas sin desearlo? ¿Se soluciona sólo con una “buena información” en cuanto a los métodos de anti-concepción? ¿Cuánto tiene que ver en todo esto los elevadísimos niveles de desigualdad, que no sólo son de género, sino de cuestiones económicas y sociales?

Estamos ante amplísimos sectores juveniles en virtual desamparo ante el bombardeo en alfombra de la posmodernidad, lo cual lleva a las y los jóvenes a un muy sano, aunque peligroso nihilismo.  Ellas y ellos ya no creen, en general, en las y los “adultos”, sean estos madres, padres… o docentes, y tienensobrados motivos para no hacerlo. Los valores que toda niña, niño o joven debe “mamar” desde su nacimiento: empatía, ternura y seguridad, se les han escurrido por debajo de la marea de los “afectos líquidos”y de la relatividad más absoluta.

Nadie puede “enseñar” lo que no sabe ni siente. Nadie puede “enseñar” lo que no comprende, ni le interesa comprender. Ante esta coyuntura atroz que vive la sociedad mundial y en el ella nuestra sociedad, una vez más suena de fondo como una letanía la “peligrosidad” de las y los jóvenes. Las y los jóvenes nos son peligrosos… se encuentran en peligro. Y aunque no podamos o deseemos escucharlos, ellas y ellos nos piden a gritos, desde ese nihilismo precoz… que nos necesitan.

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