El “cómo” ambiental del Movimiento Nacional y Popular

José Martín Bageneta
Regresar a Prensa Alternativa Diario Mar de Ajo (el diarito) Prensa Popular

La consigna es: sin lo ambiental no hay proyecto soberano. Estas palabras venían rondando por mí mente en tanto me dedico a temas sociales, a estudiar la organización productiva en el agro argentino. Este pretende ser sólo un borrador, una gota, para aportar a un debate que ya cuenta con un caudal de opiniones y militancias de enorme valor.

En el agro argentino se depositaron y depositan –basta ver las noticias de éstos días- las expectativas de distintos proyectos sociales. Esta es una continuidad del imaginario de la “Argentina agraria”. Fuimos el “granero del mundo”, somos en términos macristas el “Supermercado”. Hubo en el gobierno de Néstor y Cristina una apelación remozada a aquello, de hecho el Plan agroalimentario 2020 era muestra de eso.

El autor Karl Polanyi en un libro de los años 1940, llamado “la gran transformación” planteaba, entre muchas otras cuestiones, que el liberalismo nos había engañado tras una especie de fe en el mercado autoregulado; subrayaba la fulera transformación en la Inglaterra del traspaso entre el feudalismo y la revolución industrial: se había ejecutado una modificación estructural de cuyas consecuencias seguimos mamando. Se trató de la separación de todo lo que antes estaba en comunidad, las partes (trabajo, tierra y naturaleza) fueron separadas y convertidas, no sin resistencias, en mercancías.  Aquel fue el crimen original que vino de destruir comunidades a lo largo y ancho del mundo, destruyendo culturas e instituciones para implantar el saqueo.

Alcira Argumedo en su libro “Los silencios y las voces en América Latina” –ya de los años ´90- daba cuenta de un elemento que le agregaría ubicación geográfica y política a los aportes de Polanyi. Sostenía que el pensamiento latinoamericano dominante se conformó sobre “zonceras” (robemos palabras jauretcheanas) de base colonial y dependiente que reprodujeron la incapacidad para un pensar propio. Una de ellas y que sigue “empoderada” es la del “progreso” como parte de una matriz de pensamiento dependiente.

Una zoncera particular para debatir es aquella que plantea la oposición entre crecimiento o ambiente.

Desde hace tiempo, podríamos remontarnos a la segunda posguerra, el sueño americano vino en forma de consumo y productividad. Sostenían que era necesario producir cada vez más, alimentos particularmente, para un mundo en crecimiento y hambriento. El paradigma se reproduce bajo nuevas formas hasta nuestros días.

Algunos datos que dan cuenta de la destrucción social y cultural que hoy día se dio por llamar en el agro como agronegocio.

*Si bien los impulsores de este modelo repiten un discurso conocido –desde un siglo atrás- de que producimos alimento para el hambre del mundo (“400 millones de personas” repiten desde los espectros ideológicos más extremos). Esta forma de producción que tiene sus raíces en los cambios tecnológicos y sociales de mediados del siglo XX, demuestra que la alimentación de los cerdos chinos con soja transgénica es a costa de pérdida de soberanía alimentaria propia, subordinación tecnológica y contaminación de los propios ambientes.

* Tomando sólo la región del Gran Chaco Argentino (Chaco, Formosa, Santa fe, Santiago del Estero y Salta) entre 1910 y 1984 se reduce en 70 % la superficie boscosa. Entre 1998 y 2002 se deforestan en la región 659.132 Has., y en el lapso de 2002 a2006 —con el avance del agronegocio— hay 1.099.276 Has. menos (UMSEF-SAYDS, 2007). Última reducción que equivaldría a más de 5 veces la superficie de la capital federal argentina.  Las últimas décadas de desmontes están signadas por la arremetida del modelo del agronegocio de la mano de la sojización, con la expulsión de comunidades locales. El número de conflictos —ambientales y por la tierra— en la región del GChA involucra a 1.580.580 personas y 11.824.660 H en 2011 (REDAF, 2013: 30).

* Nutrientes exportados. Lejos de la idea de país ganador por exportación, algunos estudios han demostrado que la región –y particularmente- Argentina se ha convertido en un enorme exportador de nutrientes (nitrógeno, fósforo y potasio) en forma de biomasa. Entre 1970 y 2015, solo considerando el cultivo de soja que representa prácticamente el 95 % de toda su producción exportable, Argentina exportó casi 60.000.000 de toneladas de nutrientes (ver Walter Pengue).

Una de las contradicciones centrales que ha demostrado el capitalismo y a la cual nos toca asistir en un momento de parte aguas es la de un sistema que en miras de la racionalidad de la ganancia llega al punto extremo de destruir las propias condiciones de existencia natural. El capitalismo arrastra a la humanidad hacia un juego difícil, juego de auto-destrucción.  

Ante los debates aparecen posiciones diferentes a nivel global entre aquellos que niegan el proceso de implosión mundial, los que afirman una gradual disposición a nivelar los efectos de la contaminación y aquellos anti-sistema.

Ante este panorama y las posiciones disímiles la afirmación que realizo es que no basta con pensar “el mundo del conocimiento” como salida nacional y regional; en todo caso sostengo que el desafío está en el CÓMO. Si el saber científico tras su matriz progresista aumenta los grados de explotación estaremos en problemas cada vez mayores. En todo caso es preciso adherir transversalmente el elemento estratégico de su repercusión ambiental (y sin por ello caer en un marketing ambientalista propio de las grandes empresas).

El problema urgente del hambre y la pobreza en nuestro país, es urgente sí y también es estructural. El desafío puede ser, lejos de slogans, cómo avanzamos con salidas que no sean pan para hoy y hambre para mañana.

Aquí no hay ninguna originalidad en los debates, llevan décadas, y estas líneas sólo han intentado contribuir al mismo.No basta EL conocimiento, si ese conocimiento no se concibe social y ambientalmente responsable.  
Regresar a Prensa Alternativa Diario Mar de Ajo (el diarito) Prensa Popular
Contador de visitas Estadísticas